La autoestima del docente a de ser equilibrada ya que ésta lleva a aumentar la capacidad para tolerar las frustraciones y es un soporte fuerte para la estabilización del ánimo y para aprender a vivir con calidad, entusiasmo, madurez y sano juicio.
La autoestima del educador empujará a la creatividad antes que al derrotismo. También debe de ser sana, con amor por sí mismo, de un aprecio por lo que hace, de un sentimiento de logro en sus tareas, con una comunicación profunda e intrañable con el prójimo.
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